Dept de orientación.

            Estas opiniones serán necesariamente breves y subjetivas, por otra parte encuentran más su fundamento en intuiciones personales que en datos probados y registrados, de hecho ni siquiera han sido contrastadas con otros compañeros de una forma sistemática (más allá de la conversación incidental), disculpad pues sus muchos errores y sesgos. No obstante el deseo de compartirlas con otras personas me animan a presentarlas.
            He querido agrupar mis comentarios alrededor de los resultados que se han ido consiguiendo por ámbitos de actuación del departamento de orientación añadiendo algunas sugerencias que he encontrado de interés por su utilidad en cada uno de los ámbitos (casi todas pueden ser de interés en el resto de ámbitos y no sólo en el que se presentan).
            Todas las opiniones están en tres páginas la primera, la presente, alrededor del lugar y relaciones del departamento de orientación con el instituto u otras instituciones, la segunda sobre nuestras tareas de asesoramiento y la tercera sobre la acción tutorial (la atención a la diversidad la he incluido en la segunda página de estas tres)
            Nota de interés: En la página inicial del blog se puede acceder a recursos apropiados para cada uno de estos ámbitos.

Resultados conseguidos en el ámbito de la infraestructura del departamento y de sus líneas de participación:

a.      Nos hemos dotado de un espacio en la infraestructura (lugar y recursos) y en la supraestructura organizativa del centro (líneas de comunicación, cauces de participación) Usualmente suficientemente conseguidos, aunque no siempre se cuente con recursos necesarios, ni con bien fundamentados cauces de participación. Los centros aceptan a los departamentos de orientación y a sus tareas, pero su papel aunque no sea frecuentemente cuestionado no posee la influencia que debería (tal vez por indiferencia ante sus propuestas o por exceso de requerimientos y trabajos sobre el profesorado)

b.      Los departamentos de orientación sí son un instrumento para los centros, pero no han llegado a ser agentes de cambio o de dinamización plenos, nos solicitan asesoramiento de forma puntual; pero difícilmente se acepta un programa de actuación complejo de no ir respaldado por la Consejería (que lo demanda o subvenciona), en ese y en otros casos somos meros colaboradores sin un poder de decisión claro.

c.      Los mayores campos de influencia los tenemos en la atención a la diversidad y en la acción tutorial, y son escasos en lo que se refiere a la organización del centro y en la asesoría pedagógica al profesorado.

d.      De igual manera la amplitud de sus funciones o las poco concretizadas en su desarrollo han supuesto, también, una dificultad añadida; y han generado una gran diversidad en el funcionamiento entre departamentos de diferentes centros.

e.      Aunque la legislación estructura nuestro trabajo en los centros alrededor de unas determinadas funciones, año tras año son más los proyectos y programas específicos a los que debemos atender. Tal vez se pretenda así, asegurar una atención amplia y completa a las necesidades de orientación de todos los centros debido a la exigencia de planes de trabajo anuales desarrollados alrededor de esas funciones, al mismo tiempo que se dota de una mayor objetividad, concreción y posibilidad de evaluación de determinadas actuaciones gracias a los proyectos o programas específicos, que al mismo tiempo aportan una cohesión y coherencia interna a las funciones que debemos desarrollar (funciones que permiten una ordenación de nuestro trabajo por tareas no siempre bien interconectadas)

f.        La movilidad de los departamentos de orientación (orientadores, PTs  y profesores de programas específicos) supone una gran dificultad para el correcto desarrollo de sus tareas.

g.      Por otra parte no hemos sido capaces de articular una vía de coordinación entre departamentos de orientación de diferentes centros (unificación de líneas y criterios de actuación) y de formación interna (elaboración de recursos y formación específica) que nos apoye en nuestras funciones y que nos prestigie ante los centros.

Algunas sugerencias que pueden ayudar a conseguir estos objetivos:

Ø      El departamento de orientación al servicio del centro. Este es el principio esencial de nuestro funcionamiento, que lleva a una plena disposición y adaptación ante las necesidades y demandas del centro, debemos pensar que nuestra labor debe ser entendida a medio y largo plazo y que pasa por conseguir una amplía y progresiva colaboración del centro.

Ø      Poder de referencia frente a poder ejecutivo. Entre algunos compañeros nos hemos planteado si los departamentos de orientación (y más en concreto los orientadores como jefes de los mismos) deberíamos tener un cierto nivel de poder ejecutor (de mando, control y sanción) o deberíamos preocuparnos esencialmente por disponer de un máximo poder de influencia y referencia, en la actualidad considero que la cuestión sigue planteada sin una respuesta unificada. Mi opinión personal es que es preferible un máximo de poder de referencia sobre la posibilidad de decidir, controlar o sancionar; aunque en algunas ocasiones haya deseado poder tomar algunas decisiones; considero que el predominio del poder de ejecución lleva a una desvirtuación de la tarea de asesoramiento y convierte al orientador en una especie de jefe de estudios. Pero dónde puede encontrarse una solución probablemente en la máxima y optima colaboración del departamento de orientación con el respectivo equipo directivo de su centro.

Ø      Contar siempre como primeros aliados con el equipo directivo y con el personal no docente, los segundos deben ser los tutores y profesores; pero también las familias y por supuesto los alumnos. En definitiva buscar aliados para el desarrollo de nuestras funciones puede ser otra de nuestras pautas esenciales. Tofos somos conscientes de la inestimable ayuda que en ocasiones nos pueden deparar los conserjes del centro o desde la secretaria del mismo, y como hemos conseguido mayores progresos gracias a la colaboración frente a los conseguidos por la imposición.

Ø      La ley de la mínima intervención si ésta no es solicitada (completa, por el contrario, si nos es demandada). Se trata de evitar llevar a término intervenciones o actuaciones que no han sido solicitadas o que por lo menos no gozan con la aceptación del centro. Muchas veces nos encontraremos la conveniencia de realizar actuaciones que no cuentan con la aceptación por parte del profesorado, en esos casos es preciso ser extremadamente prudentes y propiciar primero que la necesidad “sea sentida” por el profesorado, que cuente con aliados y colaboradores, que el equipo directivo la considere pertinente, que el resto del profesorado pueda contar con la información y asesoramiento que precise para evitar que se sientan amenazados por el desarrollo de la actuación, por otra parte, debemos prever y salvar cuantos conflictos puedan generarse e intentar conseguir que todo el centro participe de los posibles avances o logros de cualquier actuación que acometa el departamento de orientación.



Valoraciones sobre nuestra intervención en la coordinación pedagógica y asesoría del profesorado.

  1. La tarea de coordinación no es exclusiva nuestra por lo que nuestro poder de influencia se ve bastante mermado; no obstante, podemos sentirnos satisfechos por haber contribuido a introducir costumbres y actividades (intercambio de documentos, reuniones o sistemas de trabajo) que han sido provechosas en este sentido, a pesar de que las líneas y actuaciones de coordinación podrían se fuertemente aumentadas.
  2. Todavía a los equipos educativos de los institutos les queda un largo camino de institucionalización de la coordinación horizontal (en ocasiones, la vertical responsabilidad de los departamentos didácticos o de las familias profesionales es mucho más sistemática y planificada) En los ciclos se da un mayor grado de coordinación pedagógica, creo yo, dada su estructura y duración. En la ESO y en los bachilleratos el hecho de que un profesor tenga que pertenecer a varios equipos docentes de curso dificulta en exceso la coordinación entre ellos.
  3. La evaluación cero (reunión del equipo celebrada en las primeras semanas del curso) y las sesiones de evaluación son las reuniones planificadas que aseguran un mínimo de coordinación. Los tutores por su parte intentan progresar en esta línea pero su tarea (enorme e interesante) se suele reducir a contactos frecuentes con uno u otro profesor (sala de profesores, guardias, cantina...) o a alguna reunión de equipo convocada con el apoyo de jefatura de estudios.
  4. En algunos centros se han introducido costumbres de coordinación que van más allá de un curso como son la emisión de informes final de curso, la elaboración de propuestas para optativas, apoyos o desdobles, la elaboración de una propuesta de listas de curso, etc.
  5. Los programas específicos de atención a la diversidad (grupos de adaptación en grupo, diversificación curricular, PCPI...) suelen contar con un mayor grado y eficacia en su coordinación pedagógica.
  6. La coordinación con los centros de primaria que aportan alumnos a nuestros institutos tiende a reducirse a un intercambio de información sobre los alumnos y a un contacto relativamente fluido entre equipos directivos o entre orientadores, con escasa frecuencia este contacto se produce entre el profesorado de las áreas. Claro que se habla mucho de la coordinación primaria – secundaria; pero está bien atendida la coordinación ESO – bachilleratos – ciclos, me pregunto, damos por supuesto que como los alumnos están en el mismo centro esa coordinación se da; pero si somos objetivos y evaluamos con amplitud este tema posiblemente nos demos cuenta de que falta mucho por progresar en esa coordinación vertical entre etapas (no hablamos de la coordinación institutos – universidad, limitada en muchas ocasiones a la actuación propia de las pruebas de acceso a la universidad..

Algunas sugerencias que han ayudado a conseguir estos objetivos:

  1. Facilitar al profesorado una documentación previa y un resumen posterior de lo tratado en la reunión. Hablar con ellos incidentalmente de los progresos alcanzados (con ilusión y esperanza, eludiendo las críticas o comentarios negativos que llevan al desanimo y al abandono)
  2. Consensuar con el equipo directivo las actuaciones y propuestas y conducirse siempre de acuerdo a su línea de acción.
  3. Caminar, es una utopía, tal vez, hacía una idea de comunidad educativa o zona educativa en la que todos los servicios educativos estén coordinados y se apoyen mutuamente sería deseable.



Situación de los aspectos propios de la burocracia, registros y seguimientos específicos del departamento de orientación.

  1. En bastantes casos la dejamos algo desatendida (o se hace con retraso) pues las exigencias de atención inmediata relegan a un segundo plano el registro de intervenciones (alumnos o familias que hemos atendido alguna de sus demandas y al volver a vernos no somos capaces de recordar qué hicimos con ellos, qué acuerdos tomamos, informes que se retrasan en el tiempo…)
  2. Es imprescindible proceder a una simplificación del proceso de elaboración de informes y sistematizar un procedimiento para el registro de las demandas puntuales o cortas y que no suponen una evaluación o la emisión de un informe.
  3. En ocasiones los profesores nos piden información que está en la secretaria del centro o que esperan obtener del colegio de procedencia, de la familia o de un servicio externo al centro, y que para ellos es más cómodo que nosotros intentemos conseguirla.

Algunas sugerencias que han ayudado a conseguir estos objetivos:

Ø      Organizar un sistema de registro de cuantos acuerdos se van vayan produciendo año tras año (revisiones anuales de los planes y programas) nos permitirá conseguir avances más rápidos, pero sobre todo dotados de una continuidad en su línea de actuación. En la misma línea puede ser de interés disponer en el departamento de un banco de recursos (documentos, actividades...) incrementado progresivamente año tras año y que pueda ser útil al profesorado en las necesidades que se le planteen.

Ø      Algo que todavía no hemos logrado es dotarnos de un sistema de intercambio de información entre centros o con instituciones paralelas, y es urgente lograrlo.

Ø      Cómo pasar la información de interés de un curso al siguiente es otra tarea de interés, más aún si el orientador cambia de centro.



Resultados en la coordinación de actividades con otras organizaciones.

  1. Se ha avanzado mucho pero no tenemos aún unos protocolos claros y precisos, y no tanto por el cómo acceder a ellos, sino más bien por el cómo coordinar una actuación conjunta. Suele ser provechosa en caso de programas externos (drogas, alimentación, sexualidad...) dirigidos a todos los alumnos a un grupo concreto y no es tan fácil cuando se trata de casos particulares con necesidades específicas (Servicios Sociales o Salud Mental)
  2. Cuando se ha intentado una actuación conjunta está ha supuesto una gran cantidad de trabajo añadido y, en ocasiones, nos hemos quedado con la sensación de ser un apéndice de apoyo al sistema mas no un agente coparticipante del mismo. (todos tenemos exceso de tareas que nos impiden una coordinación y seguimiento fluido de cada caso)

Algunas sugerencias que han ayudado a conseguir estos objetivos:

Ø      Entendernos más como servicio de apoyo a otras instituciones que como servicio que exige apoyos, es decir al derivar tenemos que dejar muy claro que estamos a su disposición para cualquier información o actuación que pudieren considera oportuna (posteriormente podremos justificar su no aceptación en aquellas razones que consideremos oportunas)

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